1. Introducción
El presente artículo trata sobre la francofonía, ese espacio multinacional y multicultural que tiene a la lengua francesa como epicentro. A lo largo del texto el lector encontrará la palabra «francofonía» escrita a veces en minúsculas y a veces con mayúscula inicial. Ello es debido a que en este estudio se analiza dicho concepto tanto desde su dimensión lingüística y cultural (en minúsculas) como desde su vertiente política e institucional (con mayúscula inicial).
Esta distinción apenas se realiza en los medios de comunicación en la actualidad, habiéndose optado desde hace tiempo por el uso indiscriminado del término con mayúscula inicial, sin importar a cuál de las dos francofonías se hace realmente referencia.
En el segundo punto explicaremos el nacimiento de la francofonía desde el contexto del colonialismo francés. En el punto tercero, el más importante del artículo, relataremos la creación de la Organización Internacional de la Francofonía (OIF), ya en el contexto del periodo postcolonial, así como la composición, el funcionamiento y el influyente y prestigioso papel que dicha organización internacional desempeña en el tablero geopolítico mundial.
Si bien los puntos segundo y tercero, y en especial este último, son los más importantes para la comprensión de las dos vertientes de la francofonía (cultural e institucional), los puntos cuarto y quinto no carecen de menor importancia puesto que presentan, respectivamente, la historia de la francofonía en datos, cifras y fechas y un glosario, humilde, pero glosario al fin y al cabo, de la riqueza semántica acuñada por los países francófonos, en especial por los países africanos.
2. La francofonía no institucional
Por «francofonía no institucional» entendemos el conjunto de países que debido a su pasado colonial francés conservan la lengua de Molière como lengua oficial. Es, en síntesis, la idea que primero nos viene a la cabeza cuando leemos o escuchamos el término francofonía, puesto que a pocos se nos ocurre pensar directamente en una organización intergubernamental (la OIF), de la que hablaremos en el siguiente punto. Además, es el concepto que en español conviene escribir en minúscula, puesto que no designa una realidad institucional, si bien eso no está tan claro en ocasiones, razón por la cual, creemos, los medios de comunicación han optado por escribirlo casi siempre con mayúscula inicial para evitar confusiones.
Los orígenes de la francofonía se encuentran en la colonización europea del mundo. Durante su primera fase, la colonización del continente americano, para algunos «descubrimiento», extendió la lengua francesa sobre todo al norte del mismo. El francés se implantó en Canadá, donde tras las guerras entre Francia y Gran Bretaña se vio confinado en el Quebec. En los Estados Unidos también se hablaba francés, sobre todo en el sur, en Luisiana y las dos Carolinas. Aún existen comunidades francófonas en aquellas zonas, aunque no se puede hablar de nada comparable al Quebec.
Posteriormente, entre los siglos XVII y XVIII, Francia arribó a la costa oeste del Pacífico, donde consiguió instalarse en Indochina, tras usurpársela al imperio chino de los manchúes (dinastía Qing). Francia también intentó conquistar la isla de Taiwán y el sur de China (partiendo de sus colonias en Indochina), pero no tuvo éxito. Así pues, allí la lengua francesa sólo pudo implantarse en la península de Indochina, y únicamente en Camboya, en la actualidad, se puede hablar de la existencia de un alto número de hablantes francófonos, puesto que Vietnam ya se ha decantado por el inglés como primera lengua extranjera en el sistema educativo. En Shanghái, China, donde Francia tuvo un barrio colonial en concesión durante más de un siglo, tampoco ha quedado ningún vestigio cultural francés a través de su lengua.
Lo hasta ahora expuesto concierne a la primera etapa de la expansión colonial europea. En la segunda, a partir de fines del siglo XIX, Europa inició la conquista del continente africano, en el que la lengua francesa tiene hoy una de las mayores comunidades francófonas. Francia extendió su lengua por todo el Magreb y el África subsahariana, sobre todo al oeste del continente.
Es en este contexto cuando surge por vez primera el término «francofonía», como sustantivo que designa una comunidad de países y pueblos que giran en torno a una lengua común: el francés. Su inventor, el geógrafo francés Onésime Reclus, la empleó por primera vez en 1880 en una de sus obras de geografía. Aquí tenemos, pues, el origen de la francofonía no institucional.
Posteriormente, en 1889, se creó la Asociación de pediatras de habla francesa, origen de la Francofonía Asociativa, la cual, a su vez, se puede considerar como una francofonía institucional primitiva. Desde entonces, el mundo francófono vio aparecer en su seno numerosas asociaciones que agrupaban a intelectuales, académicos, escritores y periodistas.
Aprovechando su dominio sobre otros pueblos, Francia creó una red de institutos franceses en todas sus colonias para inculcar a las élites locales la lengua y los valores franceses. Fue en esas escuelas e institutos donde se formó la élite revolucionaria anticolonial, que tras su triunfo no repudió la lengua francesa, sino que la convirtió en lengua oficial de sus nuevos Estados.
No obstante, durante la etapa colonial, el francés fue una lengua de imposición y una herramienta discriminatoria sobre los pueblos colonizados. Aún así, esa fue la lengua que muchos intelectuales usaron para deshacerse del yugo del opresor francés y dar a conocer su causa en la metrópoli. Ejemplo de ello es René Maran, originario de Gabón aunque criado en La Martinica, quien con su libro Batuala despertó las iras de las autoridades coloniales francesas. Además, él fue el padre del concepto «negritud», mediante el cual quería dignificar la peculiaridad cromática de los pueblos africanos colonizados.
Otros personajes emblemáticos de las letras francófonas, también de La Martinica, fueron Aimé Césaire, gran escritor anticolonial, y Frantz Fanon, autor del célebre libro Les damnés de la Terre, obra que ganó a Sartre para la causa anticolonial y para la que el filósofo francés escribió el prefacio. Otro ilustre escritor francófono fue Léopold Sédar Senghor, el gran poeta senegalés y primer presidente de la República del Senegal.
En el siguiente punto trataremos de la francofonía institucional o intergubernamental, es decir, la Francofonía. Naturalmente, el concepto «francofonía» sigue vigente, pero actualmente la situación es distinta y las acciones de la OIF son, principalmente, de carácter político y económico, aunque sin dejar de lado la promoción de la lengua francesa. Es por ello que en el siguiente punto hablaremos de la OIF partiendo de la etapa postcolonial.
3. La Organización Internacional de la Francofonía
La Francofonía (obsérvese la mayúscula inicial), es decir, la vertiente institucional de la francofonía en tanto que espacio lingüístico y cultural, está representada por la OIF, una organización intergubernamental de carácter político. Un simple vistazo a la lista de sus miembros demuestra que esta organización no se basa exclusivamente en el mapa de la extensión del francés por el mundo. Países como Egipto, Bulgaria, Albania, Polonia, Macedonia, entre otros, nos lo confirman. Por el contrario, Argelia, un país sin el que es difícil concebir la francofonía (en minúsculas), no es miembro de la OIF a causa de sus diferencias históricas y políticas con Francia.
Los orígenes de esta organización datan de la década de los 60, cuando las recién independizadas excolonias francesas (sobre todo africanas) buscaron una manera de unirse en un espacio cultural común que les sirviera para integrarse en la sociedad mundial.
Resulta curioso el fervor que pusieron en tal proyecto hombres como el tunecino Burguiba o el senegalés Senghor, quienes a la vez no tenían ninguna duda de que la lengua que ahora defendían había sido antaño la lengua que la potencia colonial utilizó como arma de conquista cultural en sus países. Una lengua que se había impuesto obligatoriamente a los pueblos locales y con la que el opresor despreciaba a los oprimidos.
No obstante, la antiguas colonias francesas supieron reconocer que la lengua francesa, por sí misma, no era culpable de su desgracia pretérita y, de modo inteligente, la aprovecharon para integrarse en el mundo postcolonial en el que vivían.
La Francofonía institucional tiene su origen en el Congreso de Niamey (Níger), celebrado en 1970. Allí se creó el primer organismo intergubernamental de la historia francófona, la Agencia de Cooperación Cultural y Técnica (ACCT), así como su operador principal, la Agencia Intergubernamental de la Francofonía (AIF).
El impulso para la creación de estas instituciones vino de la mano de cuatro hombres considerados como los padres de la Francofonía moderna. Se trata de los a la sazón presidentes Habib Burguiba (Túnez), Hamani Diori (Níger), Norodom Sihanuk (rey de Camboya) y Léopold Sédar Senghor (Senegal).
Transcurridos veintiséis años y seis cumbres de jefes de Estado (la primera en 1986), en 1996 se celebró en Hanói (Vietnam) la séptima cumbre de la Francofonía, que sentaría las bases de la Francofonía actual. En ella se acordó la creación del cargo de Secretario General, honor que recayó en el egipcio Butros Butros-Ghali.
En la ceremonia de clausura se leyó una declaración conjunta en la que sus signatarios se comprometían a «ayudar a la promoción y el desarrollo de la democracia, la prevención de conflictos y el apoyo al Estado de derecho en el espacio francófono».
En 1998, en la octava cumbre de jefes de Estado, la Francofonía adoptó el nombre actual de Organización Internacional de la Francofonía. Actualmente cuenta con 54 miembros de pleno derecho, 7 miembros asociados y 27 miembros observadores, lo cual da una idea de la diferencia que venimos señalando entre la francofonía como concepto cultural y la Francofonía como institución política e intergubernamental.
Argelia, en cambio, tal como habíamos dicho, no forma parte de la organización. Este hecho es sumamente importante puesto que es el tercer país francófono del mundo tras Francia y la República Democrática del Congo. Por tanto, las contradicciones y diferencias entre la dos francofonías saltan a la vista.
La OIF está compuesta por una Secretaría General (la ruandesa Louise Mushikiwabo es Secretaria General desde 2019); una Conferencia ministerial que se reúne antes y después de cada cumbre para asegurar la continuidad política de la organización; un Consejo permanente encargado de la preparación y el seguimiento de las cumbres y cinco operadores, uno principal y cuatro directos o de campo.
El operador principal es la Agencia Intergubernamental de la Francofonía (AIF). Dicha agencia se encarga de ejecutar los proyectos culturales, políticos y económicos que surgen de las decisiones que se toman en cada cumbre. Sus objetivos principales son la difusión de la lengua francesa a través de la cultura, la educación y la información (Internet), más la defensa de la democracia y la justicia en el espacio común francófono.
Los cuatro operadores directos son la Agencia Universitaria de la Francofonía, la Universidad Senghor de Alejandría, la Asociación de Alcaldes Francófonos y el canal TV5. Dichos operadores tienen como labor la aplicación de los programas de campo de la organización y dependen de la AIF. TV5 tiene, además, una función mediática y actualmente puede verse en los países francófonos de los cinco continentes.
Sin embargo, el alma de la OIF está constituida por las cumbres de Jefes de Estado. Estas se celebran cada dos años. La cumbre de 2014 celebrada en Dakar, capital del Senegal, fue un momento histórico para la organización puesto que, aparte de debatirse el desarrollo sostenible en el espacio francófono, se escogió por vez primera a una mujer para el cargo de Secretario General, ocupado por el senegalés Abdu Diuf desde el año 2002.
La OIF cuenta con alrededor de 1100 empleados, cifra que incluye a todos los empleados de las diversas agencias más TV5, y su presupuesto para el ejercicio 2023 ascendió a 65 millones de euros (TV5 no incluida), inferior en 20 millones al de hace casi un decenio (2015).
Desde el compromiso adoptado en Hanói, la OIF ha intensificado sus acciones políticas, aun cuando estas tengan un trasfondo cultural. Por ejemplo, la penetración del inglés en los Estados francófonos, sobre todo africanos, ha provocado una toma de conciencia en esos países (y también a Francia, la exmetrópoli) en cuanto a la necesidad de reglamentar la excepcionalidad cultural en el espacio de la francofonía, que en este caso coincidiría con el de la Francofonía.
Junto a la UNESCO, la OIF ha creado la Convención sobre la Diversidad Cultural para la protección del patrimonio cultural mundial. También ha creado, basándose en el ejemplo del Quebec, el Fondo de Producción y el Fondo de Garantía Audiovisual, con el objeto de proteger los derechos intelectuales y de imagen en el espacio francófono. Además, Abdu Diuf, Secretario General de la OIF hasta 2014, envió a un representante a los JJ. OO. de Atenas para redactar un informe sobre el uso de la lengua francesa en los Juegos.
Los arriba expuestos son ejemplos de cómo la OIF, a través de acciones institucionales, trabaja a favor de la preservación de la cultura, no sólo francófona, sino mundial. Sin embargo, también existen ejemplos de actuaciones políticas desde y para la propia escena política. Así, en marzo de 2003, Antonio Mascarenhas Monteiro, expresidente de Cabo-Verde (excolonia portuguesa), fue enviado a Haití para «identificar las posibles intervenciones de la Francofonía» en ese país miembro de la OIF.
Otro ejemplo sería el envío, en 2003, de 22 supervisores electorales a Togo para asegurar la transparencia de los comicios. También para supervisar unas elecciones en 2004, la OIF envió al abogado Said Agbantu a la República Centroafricana.
Pero si existe un ejemplo del valioso papel que desempeña la OIF en la arena política internacional, ese es la invitación dirigida a Abdu Diuf por parte de los litigantes en el conflicto del Darfur (Sudán, excolonia inglesa) para que el a la sazón Secretario General de la OIF ejerciera de mediador.
Tal circunstancia demuestra que la OIF transciende las fronteras del mundo excolonial francés y nos da una idea sobre las interacciones entre dicha organización y la geopolítica internacional. Por eso, en este artículo hemos concedido especial importancia a la función política de la Francofonía.
Para concluir el tercer punto, y como muestra de que el factor económico también es clave para los miembros de la OIF, y en especial para Francia, apuntemos que la población total que habita en los 88 Estados que la componen es de unos 1000 millones de personas repartidas por los cinco continentes. Aunque solo la tercera parte es francófona total, parcial o afrancesada (unos 320 millones de personas en total), semejante cifra constituye un gran mercado multilateral para todos los miembros, pero en especial para Francia, que de todos es el país más poderoso geopolítica y económicamente hablando.
Así pues, y teniendo en cuenta el funcionamiento del mundo del siglo XXI, en el presente estudio académico hemos querido ofrecer una visión distinta a la de la francofonía clásica.
4. La francofonía y la Francofonía en datos, cifras y fechas
- El término «francofonía» es empleado por vez primera en 1880 por el geógrafo francés Onésime Reclus para designar la comunidad lingüística y cultural constituida por Francia y sus colonias;
- En 1970, en la Convención de Niamey (Níger), se crea la Agencia de Cooperación Cultural y Técnica (ACCT). En dicha convención participan los jefes de Estado Habib Burguiba (Túnez), Léopold Sédar Senghor (Senegal) y Hamani Diori (Níger), considerados como los verdaderos padres fundadores de la Francofonía, junto con el rey de Camboya, Norodom Sihanuk;
- En 1997 se celebra la Cumbre de Hanói (Vietnam), que reúne a los jefes de Estado y de gobierno de los países francófonos. En ella se adopta la «Carta de la Francofonía» y se toma la decisión de elegir a un Secretario General para la institución francófona. En el año 2000, en Bamako (Malí), la Francofonía aprueba una moción sobre las prácticas democráticas, los derechos y las libertades en el espacio francófono;
- En 2001, la Nueva Asociación para el Desarrollo de África (NEPAD) propone una iniciativa que es adoptada por 16 Estados de la Unión Africana en Lusaka, Zambia, con el objetivo de refundar las relaciones con los países del Norte a partir de unas nuevas bases de discusión y diálogo;
- En la actualidad, 88 Estados, gobiernos, regiones o provincias son miembros —de pleno derecho, asociados u observadores― de la Organización Internacional de la Francofonía (OIF);
- La población comprendida por todos sus miembros, tanto si es francófona como si no, suma un total de 1000 millones de personas aproximadamente;
- Cerca de 150 millones de personas en el mundo son consideradas «francófonas reales», lo que significa que el francés es su lengua materna o su primera lengua extranjera de uso cotidiano; unos 90 millones son «francófonos parciales», es decir, con una buena competencia lingüística pero con limitaciones, y 80 millones son considerados «afrancesados», es decir, personas que tienen un dominio variable del francés o lo estudian;
- Unos 75 millones de africanos son considerados francófonos —reales o parciales—, de los cuales 35 millones habitan en el Magreb y 40 en el África subsahariana;
- Los diez países en los que se encuentra el mayor número de francófonos son, por orden decreciente: Francia, Argelia, Canadá, Marruecos, Bélgica, Costa de Marfil, Túnez, Camerún, República Democrática del Congo y Suiza;
- El 30 % de los documentos publicados por la Comisión de Bruselas se redactan en francés (58 % en 1986). Por otra parte, alrededor del 7 % de los contenidos en Internet están escritos en esa lengua, sin contar el correo electrónico francófono, que se desarrolla rápidamente en las comunicaciones entre el Norte y el Sur;
- Unas 1100 personas trabajan en las oficinas de las diversas agencias de la OIF (la Agencia Intergubernamental de la Francofonía, la Agencia Universitaria de la Francofonía, la Asociación Internacional de los Alcaldes Francófonos, la Universidad Léopold-Sédar-Senghor y TV5);
- El presupuesto total de la OIF y sus asociaciones multilaterales en 2023 fue de 65 millones de euros (TV5 no incluida).
5. La francofonía y su riqueza lingüística
La francofonía, como espacio lingüístico y cultural presente en los cinco continentes, genera un sin fin de neologismos y expresiones adaptadas del francés estándar o acuñadas fuera de Francia. En este punto, y como botón de muestra, presentamos una lista de palabras francófonas y la traducción o explicación de su significado. Los términos han sido extraídos de un artículo publicado en Le Monde (véase la bibliografía). Entre paréntesis se especifica, si se conoce, el origen de cada término.
- Âge cochon (Mauricio): edad ingrata. Equivalente de «la edad del pavo».
- Ambiancer/s’ambiancer (Camerún): crear ambiente, ambientar.
- ANPE [Arabes nourris par l’État] (Mauricio): Árabes mantenidos por el Estado; expresión peyorativa.
- ATZ [Assistante technique zaïroise]: nombre dado en Congo-Brazzaville (República del Congo) a las prostitutas venidas del Zaire (actual RDC).
- Avoir un coup de soleil pour quelqun (Haití): sentirse atraído por alguien.
- Bainiste: instalador de cuartos de baño; fontanero.
- Balle-perdue (Togo): bastardo, hijo ilegítimo.
- Bazardier (Mauricio): comerciante de un bazar o mercado.
- Bureau de deuil (Mauricio): empresa de pompas fúnebres.
- Cabiner (Benín): ir al lavabo. Proviene de aller aux cabinets.
- Cache-pinotte (Québec): taparrabos, calzoncillo.
- Cadeauter (Gabón): hacer un regalo, regalar.
- Cuisiniste: instalador de cocinas.
- Échangère (Senegal): prostituta.
- Essencerie (Senegal): gasolinera.
- Hors-jeu (Senegal): bastardo, hijo ilegítimo.
- Primature (Senegal): designa tanto la función de Primer ministro como su sede.
- SIDA [Sindrome inventé pour décourager les amants]: sarcástica «redenominación» acuñada por las prostitutas de los dos Congos.
- Taxieur (Argelia): taxista.
- Voyagiste (Quebec): turoperador.
- Zondomisation (África): eliminación de alguien a través de un complot o una traición. Hace referencia a la eliminación de un político africano llamado Zondomio.
6. Bibliografía
BEAUDOIR, Louise. “Agora: vue d’Afrique, à quoi sert la Francophonie?” Consultable en: http://www.ledevoir.com/2004/11/24/69237.html
BERTOIN, Jacques. “Le français «new-look»”. Jeune Afrique, núm. 2287 (7-11 de noviembre 2004), p. 34-37.
PÉRONCEL-HUGOZ, Jean-Pierre. “Le français à mots ouverts”. Le Monde (30 de Julio 1996).
7. Enlaces relacionados:
Portal de la OIF: http://www.francophonie.org
Portal de JEUNE AFRIQUE: http://www.jeuneafrique.com/
Ministerio de Relaciones Exteriores del Gobierno del Quebec: http://www.mri.gouv.qc.ca/es/francophonie