El portaaviones Liaoning ya tiene descendencia. Así lo confirmó oficialmente el portavoz del ministerio de Defensa chino el pasado 31 de diciembre. En un ejercicio de comunicación sin precedentes en su historia contemporánea, China despidió 2015 con el asombroso anuncio de que su segundo portaaviones, el primero de fabricación nacional, ya se encuentra en fase de construcción en los astilleros de Dalian, el mismo puerto donde se procedió a renovar el casco del Liaoning (ex Varyag). Para deleite de los aficionados al mundo castrense, durante el anuncio se desvelaron algunos datos y características de la nueva unidad: en torno a las 55.000 toneladas de desplazamiento, propulsión convencional, rampa de salto ski jump y el caza polivalente Shenyang J-15 Flying Shark como avión de combate embarcado.
Asimismo, también se confirmó que el nuevo buque se basará en el portaaviones Liaoning, con la introducción de mejoras y nuevos conceptos de diseño fruto de la experiencia adquirida desde la entrada en servicio del modernizado ex portaaviones soviético. Se pone así punto y final a muchos años de especulación sobre el inicio de las obras del nuevo portaaviones chino y sobre si sería una evolución del Liaoning o un diseño nuevo. Los detalles revelados confirman las conclusiones de mi artículo Portaaviones Liaoning: el sueño de la Armada china, acerca de la línea evolutiva por la que optaría China en el diseño y la construcción de sus nuevos portaaviones. 30 años después de ser puesto en quilla en los astilleros de Nikolayev, Ucrania, el segundo buque incompleto de la clase Kuznetsov se convierte en padre y es muy probable que su progenie se incremente con al menos una unidad más.
Secreto a voces
La confirmación oficial del inicio de las obras no es ninguna sorpresa. Desde hacía años se especulaba sobre ello e Internet rebosaba de páginas y blogs lanzando conjeturas sobre la llegada del nuevo buque. Sin ir más lejos, en enero de 2014, Wang Min, líder del Partido Comunista de la provincia de Liaoning, anunció oficiosamente que China estaba construyendo dos nuevos portaaviones, uno en Dalian y otro en Shanghái. El comunicado oficial del 31 de diciembre no hace mención alguna a otra unidad en construcción en Shanghái. No obstante, mi análisis es que el tercer portaaviones chino también se construirá en los astilleros de Dalian, por la sencilla razón de que allí es donde se han acumulado la experiencia y la pericia necesarias para ello durante la renovación del Liaoning. Si en el futuro China construye nuevos portaaviones fuera de Dalian, será porque habrá llegado a la conclusión de que los proyectos 1143.5 y 1143.6, de los cuales nacieron, respectivamente, el Almirante Kuznetsov y el actual Liaoning, son obsoletos e inadecuados para sus necesidades futuras.
Además del anuncio oficioso de 2014 por parte de un alto cargo del Partido, en una rueda de prensa con motivo de la entrada en servicio del Liaoning en 2012, los portavoces del EPL ya revelaron indirectamente la intención del gigante asiático de dotarse de más portaaviones, al reconocer que el Liaoning sería utilizado únicamente como banco de pruebas y buque de formación, lo cual indicaba que tras él debían venir nuevas unidades con plena capacidad operativa.
Por último, en septiembre de 2015 salieron a la luz diversas fotografías mostrando un casco de gran tamaño en construcción en los astilleros de Dalian (foto de arriba). La publicación de dichas fotografías causó gran agitación entre los blogueros chinos, quienes ya vieron en ese casco en construcción al tan anhelado nuevo portaaviones. Resulta más que probable que las autoridades chinas se decidieran a realizar el anuncio oficial a causa del fragor provocado por la aparición de esas imágenes.
Mejoras en la nueva unidad
El ministerio de Defensa chino reconoce que el nuevo buque asimilará gran parte del diseño del Liaoning y reflejará la experiencia obtenida desde su entrada en servicio, cuatro años atrás. Ello representa que el nuevo portaaviones será una variante actualizada del Liaoning. No en vano, China adquirió los planos del a la sazón Varyag cuando cerró la operación de compra en 1998. A tenor de la falta de experiencia en la construcción de este tipo de buques por parte de China, parece sensato pensar que tanto la nueva unidad como la siguiente se basarán en esos planos, al menos en la estructura del casco y en el sistema de despegue y aterrizaje de los cazas embarcados.
La nueva unidad seguirá manteniendo la rampa de salto y el sistema de propulsión convencional, algo completamente lógico al tratarse de una simple versión mejorada. La utilización de la energía nuclear implicaría rediseñar por completo el casco, planteando serios desafíos a los ingenieros chinos no solo durante la fase de diseño y construcción, sino también durante la vida útil de la unidad. Los problemas derivados del uso de reactores nucleares por vez primera en un buque de superficie chino pondrían en peligro la operatividad del buque, mientras que China, debido a las distintas disputas territoriales con sus vecinos y a la necesidad de proteger sus vías de suministro marítimo, necesita unidades con plena capacidad operativa desde el primer día y no un nuevo banco de pruebas como lo es ya el Liaoning. Al desestimar el uso de la propulsión nuclear también se hace lo propio con las catapultas de vapor o las electromagnéticas, dejando la rampa de salto como única opción posible.
A pesar de todo ello, el vástago del Liaoning introducirá diversas mejoras. La superestructura tendrá forma de isla, al estilo de los superportaaviones estadounidenses, liberando espacio para estacionar más aeronaves en cubierta. Es probable que se amplíe la longitud y la anchura de la cubierta de vuelo, aunque no de modo significativo, puesto que el Liaoning ya cuenta con 300 metros de eslora, tan solo 30 metros menos que los Nimitz o el nuevo Gerald R. Ford, pese a desplazar 40.000 toneladas menos que sus pares yanquis. La mejora más importante, empero, quedará escondida a los ojos de los aficionados al mundo castrense. Durante la renovación del Liaoning, los ingenieros navales chinos se encontraron con un escoyo insalvable: los silos de lanzamiento vertical del misil antibuque P-700 Granit (designación OTAN: SS-N-19 Shipwreck). Ubicados a proa, justo antes de la rampa de salto, ocupan un gran espacio en el interior del buque y limitan la superficie útil de los hangares. Su supresión permitirá al nuevo portaaviones transportar un mayor número de aeronaves.
Evolución futura
China se ha decantado por una opción conservadora en el desarrollo de su programa nacional de portaaviones. En lugar de aventurarse a construir un buque de propulsión nuclear, cubierta de vuelo despejada y catapultas de vapor o electromagnéticas, el gobierno chino ha optado por una alternativa más conservadora que mantiene un triple equilibrio entre sus necesidades en materia de defensa, la actual coyuntura económica del país y el estado real de su tecnología militar.
El Liaoning es un portaaviones de tipo STOBAR (acrónimo del inglés Short Take-Off But Arrested Recovery o «despegue corto y recuperación por gancho de apontaje»). El avión despega por su propio impulso usando una rampa de salto o ski-jump, en lugar de ser lanzado por una catapulta. Este diseño limita la operatividad del caza embarcado al no poder transportar la máxima cantidad de combustible y armamento de que es capaz. El sistema STOBAR fue introducido por la Unión Soviética mediante el proyecto 1143.5, concebido para garantizar la superioridad aérea y la defensa de los buques de superficie dentro del radio de acción del portaaviones. Es un concepto diferente al estadounidense CATOBAR (Catapult Assisted Take-Off But Arrested Recovery o «despegue asistido por catapulta y recuperación por gancho de apontaje») que, unido al uso de catapultas de vapor, permite el despegue de aviones más pesados con autonomía para realizar incursiones en territorio enemigo y así proyectar la fuerza en teatros de operaciones lejanos.
En la actualidad existen tres portaaviones operativos tipo STOBAR: el Liaoning, su hermano mayor Almirante Kuznetsov y el indio Vikramaditya, modificación del Almirante Gorshkov (ex Bakú) último buque de la célebre clase de cruceros portaaeronaves Kiev. Son unidades de tipo CATOBAR todos los superportaaviones del Tío Sam, el Sao Paulo de la Armada brasileña y el francés Charles de Gaulle. El cambio a la propulsión nuclear y al sistema CATOBAR supondría un giro de 180 grados respecto al proyecto 1143.6, es decir, respecto al actual Liaoning, la segunda unidad ya en construcción y, probablemente, la tercera unidad. Una decisión de este tipo obligaría a China a replantearse su estrategia en aguas azules, forzándola a pasar de un concepto de defensa pasivo a uno activo. Esa es la principal razón por la que el portaaviones Liaoning no ha sido enviado a Siria, como ya argumentamos en un artículo precedente.
A partir de este análisis, me aventuro a predecir la línea evolutiva de los portaaviones chinos, empezando por el actual Liaoning:
- Portaaviones Liaoning (STOBAR), en servicio desde 2012.
- Variante mejorada del Liaoning pero de diseño conservador (STOBAR), en construcción en Dalian.
- Variante muy mejorada del Liaoning pero aún de tipo STOBAR, por construirse en Dalian o Shanghái en un futuro muy próximo.
- Portaaviones de propulsión convencional, cubierta despejada y catapultas de vapor (CATOBAR).
- Portaaviones de propulsión nuclear, cubierta despejada y catapultas electromagnéticas (CATOBAR).
Este plan evolutivo exigirá algunos decenios y una importante inversión financiera para su materialización. No obstante, China está decidida a no dejarse intimidar por nadie en aguas que históricamente considera suyas, como son los mares de China Oriental y Meridional, y tampoco piensa permanecer en una posición geoestratégica débil en los océanos Pacífico e Índico ni en una zona candente pero vital para sus intereses como es Oriente Medio. China parece haber comprendido a la perfección que para defender sus intereses y reforzar su posición en esos teatros, los portaaviones de gran desplazamiento son la mejor apuesta en la actualidad.