En la segunda mitad del siglo XIX se produjo la mayor revolución campesina de la historia de China y, por ende, puesto que va parejo, de la humanidad: la Rebelión Taiping (1851-64).
La Rebelión Taiping se produjo en el contexto de la continua humillación sufrida por China a causa de la derrota en la Primera Guerra del Opio y, sobre todo, por la presión fiscal a la que se vio sometido el pueblo para sufragar las reparaciones de guerra a Gran Bretaña. Ello provocó que el movimiento rebelde fuera de carácter antimanchú, por tanto antifeudal y anticonfuciano, y también antioccidental, punto que fue la clave de su fracaso ya que Occidente, al principio interesado en la posibilidad de un cambio de régimen en China, finalmente optó por ayudar a la dinastía Qing a mantener el statu quo.
El instigador de la Rebelión Taiping y su líder de principio a fin fue un hombre llamado Hong Xiuquan (洪秀全, 1814-64). Nació en un pueblo de la provincia de Guangzhou (Cantón) en el seno de una familia campesina. En varias ocasiones se presentó a las oposiciones para la función pública pero fue suspendido, lo cual le hizo sentir resentimiento contra el sistema confuciano y la dinastía que lo promovía. Debido a ello, en 1843, Hong Xiuquan se sintió atraído por la religión cristiana y se convirtió al cristianismo de la mano de un misionero estadounidense, quien le prestó un libro en el que se exhortaba al perfeccionamiento humano mediante el conocimiento de Dios.
Tras leerlo, Hong Xiuquan cayó enfermo por una fuerte fiebre. Se dice que durante su letargo soñó en un encuentro con el Todopoderoso, quien le dijo que él era su elegido para cambiar el destino del pueblo chino. Tras su convalecencia, Hong Xiuquan escribió varios textos sobre el cristianismo para utilizarlos en su misión evangelizadora. En 1844 fundó la Iglesia del culto a Dios (拜上帝会, baishangdihui) y comenzó sus actividades anticonfucianas destruyendo algunos templos.
Mientras tanto, un amigo de Hong Xiuquan, Feng Yunshan, predicaba el evangelio en el pueblo de Jintian (金田), en la provincia de Guangxi, en el sur de China. Lo hacía sin hacer distinciones entre las diferentes etnias chinas, y convertía tanto a chinos Han, como a Zhuang o Yao, lo cual indica que el movimiento Taiping fue multiétnico y se puede considerar como un estadio más dentro del proceso de desarrollo de una conciencia nacional en China, históricamente iniciado bajo la dominación mongol, continuado tras el advenimiento de la dinastía manchú y asentado tras las Guerras del Opio.
En 1851 estalló la rebelión en el citado pueblo de Jintian. Hong Xiuquan la bautizó con el nombre de Reino Celestial de la Paz Suprema (太平天国, Taiping tianguo) y se proclamó Rey celestial. Al ejército campesino alzado en armas le dio el nombre de Ejército de la Paz Suprema.
Los rebeldes se apoderaron de la ciudad de Yong’an, próxima a Jintian. Tras ello se organizaron políticamente y Hong Xiuquan concedió títulos de príncipe a sus más fieles colaboradores. Así, Yang Xiuqing era el Príncipe del este; Xiao Chaogui el del oeste; Wei Changhui el Príncipe del norte; Feng Yunshan el del sur. Este reparto basado en los puntos cardinales era debido a que cada uno de estos príncipes tenía como misión extender la rebelión en función del punto cardinal de su título.
En 1852, las huestes Taiping partieron de Yong’an hacia el norte para derrocar a la dinastía Qing. Llegados al río Yangtsé se dividieron en una columna terrestre y una fuerza naval de juncos y se dirigieron a Nankín, la cual fue tomada en poco tiempo. Le cambiaron el nombre por el de Capital celestial (天京, Tianjing) y la convirtieron en capital de su nuevo reino.
Desde su capital celestial, el movimiento Taiping puso en práctica un sistema de reparto de tierras igualitario, por el que la tierra se repartía sobre la base del grupo familiar (户, hú) y por el que se concedía a cada familia una porción de terreno equivalente, resultante de la división de la tierra disponible por el número de familias campesinas existentes. Vemos que se trata de un sistema comunista, luego no es de extrañar que Occidente decidiera ayudar a la dinastía Qing a eliminarlos.
La repartición de las cosechas se hacía del siguiente modo: cada familia se quedaba con lo que necesitaba para vivir, y el resto se entregaba a los depósitos del Reino celestial, que lo utilizaba para subvencionarse y ayudar a los necesitados. De este modo pretendían crear una sociedad ideal en la que se cubriesen las necesidades básicas de la población, mediante el reparto de los recursos disponibles.
La corte reaccionó enviando sus tropas a poner cerco a Nankín. Además, dejó libertad a los terratenientes para que organizaran sus propios ejércitos. Los rebeldes Taiping contestaron enviando un ejército de 20.000 hombres que debía tomar Pekín. No obstante, su avance fue frenado a las puertas de Tianjin debido a que una vez en el norte del país, las tropas Taiping ya no disponían del apoyo popular que tanta fuerza les daba en el sur. Sin embargo, el ejército enviado para combatir a los terratenientes agrupados en torno a Zeng Guofan (曾国藩) consiguió vencer al enemigo y controlar toda la cuenca media del río Yangtsé. Este fue el periodo más exitoso de la rebelión Taiping.
A fines de la década de los 50, empero, los Taiping empezaron a resquebrajarse debido al ansia de poder de sus líderes, quienes provocaron la aparición de la corrupción y las arbitrariedades en el seno del gobierno Celestial. Se originaron facciones enfrentadas entre los príncipes y el líder supremo Hong Xiuquan. En 1856, el Príncipe del norte, Wei Changhui, volvió a Tianjing (Nankín) y atacó con sus tropas al Príncipe del este, Yang Xiuqing, ocasionándole la muerte en el campo de batalla. Hong Xiuquan reprimió la rebelión interna, capturó a Wei Changhui y lo condenó a muerte. Desde entonces los Taiping iniciaron el declive que los llevaría a su desaparición.
En 1859, Hong Rengan, primo de Hong Xiuquan, volvió de su periplo por Hongkong, donde tomó contacto con la sociedad capitalista occidental y el incipiente proletariado chino. Se propuso cambiar el gobierno Celestial, modernizarlo y tomar el capitalismo extranjero como modelo económico para fortalecer el país desde arriba, de los dirigentes al pueblo, al contrario que el origen de los Taiping, fruto de una revolución popular. Propuso reformar la educación con la creación de escuelas modernas; crear órganos de prensa e información estatales para unir al pueblo bajo las mismas divisas; construir hospitales; prohibir el paganismo, el budismo y el confucianismo; así como prohibir la prostitución, la venta de esclavos y el opio.
Hong Rengan también propuso abrir China al comercio con los extranjeros y promover el intercambio cultural entre las dos civilizaciones, aunque manteniendo a los extranjeros al margen de los asuntos internos chinos. En definitiva, un auténtico programa progresista digno de cualquier partido de izquierdas del siglo XX. Todo ese programa lo expuso en un libro titulado “Nueva guía para el gobierno”. No obstante, las reformas no se llevaron a cabo porque el movimiento Taiping estaba en constante estado de guerra y no se daban las condiciones previas necesarias para la aplicación de un programa de tal envergadura.
En 1858 la corte lanzó otra ofensiva contra la capital de los Taiping, a la vez por el norte y el sur. Los Taiping rechazaron al ejército imperial del norte y mantuvieron a raya al del sur. Sin embargo, a partir de 1860 las cosas se complicaron para los revolucionarios, justo después de vencer al ejército del sur. Tras esa victoria, las tropas Taiping avanzaron hacia Shanghái, que por entonces estaba bajo dominio occidental. Al sentirse amenazados, los europeos formaron un ejército de autodefensa y ayudaron a las tropas imperiales a eliminar la amenaza Taiping.
Por otra parte, el Movimiento de Autofortalecimiento comenzó a funcionar y a construir fábricas de armamento que mejoraron la capacidad del ejército imperial. En 1862, el ejército de los terratenientes dirigido por Zeng Guofan llegó a las murallas de Nankín, las echó abajo, invadió la ciudad y exterminó a todos los Taiping que se encontraban en ella. Ese fue el fin de la rebelión.
La rebelión Taiping fracasó porque carecía de una dirección adecuada, de extracción intelectual, y sobre todo porque por primera vez en la historia de China, el emperador contó con la ayuda de una fuerza extranjera para aplastar una sublevación interna.