SUMARIO

En las últimas semanas, la situación en Oriente Medio, en concreto en Siria y el Yemen, ha degenerado hasta el punto de que no es descabellado afirmar que nos encontramos al filo de una guerra regional que inevitablemente desembocará en una conflagración mundial entre los bloques encabezados por Rusia y Estados Unidos, potencias ya presentes en Siria, una sobre el terreno para luchar resueltamente contra las hordas yihadistas, la otra delegando funciones y desestabilizando aún más la región.

El acuerdo de tregua. Fuente: AP

El acuerdo de tregua en Siria. Fuente: AP

Desde la entrada en vigor, el día 13 de septiembre, de la tregua en Siria negociada entre Estados Unidos y Rusia con motivo de la celebración islámica de Eid al-Adha o fiesta del sacrificio, las violaciones del acuerdo han sido continuas por parte del campo opuesto al gobierno de Damasco, incluyendo bombardeos por error de Estados Unidos y no tan erróneos de Israel contra posiciones del ejército sirio.

A causa de esas violaciones del alto el fuego, la posición de Rusia y Siria en el conflicto se ha visto reforzada en los últimos días, sumiendo a Washington en el descrédito y ocasionando la caída de toda una serie de piezas de dominó en el tablero regional, cuyo colofón ha sido la destrucción de un navío de guerra emiratí por un misil antibuque supuestamente lanzado por los rebeldes hutíes en Yemen y el ataque con proyectiles de mortero a la embajada rusa en Damasco.

Moscú, hastiado de conceder oportunidades a Estados Unidos para resolver conjuntamente el conflicto sirio y acabar con los yihadistas en Siria e Irak, no se ha mordido la lengua y ha acusado a Washington, o mejor dicho a sus acciones, de ser el causante del ataque a su cancillería en Damasco.

El eterno villano. Fuente: Louai Beshara/AFP/Getty Images.

El eterno villano. Fuente: Louai Beshara/AFP/Getty Images

A pesar de la propaganda mediática que en Occidente sigue describiendo a Bashar al-Assad como la encarnación del mal y a Rusia como el archienemigo del mundo libre, esta última emerge del conflicto sirio como el vencedor moral absoluto y sumerge a Estados Unidos en sus propias contradicciones, las cuales le impiden cumplir los compromisos alcanzados con Moscú, puesto que en el fondo Washington no quiere sino convertir Oriente Medio en el cementerio de la Rusia de Putin y sabotear el proyecto chino de la Nueva Ruta de la Seda, recreación contemporánea de la legendaria vía comercial que, no lo olvidemos, tenía un ramal que finalizaba en Antioquía pasando por Palmira y otro que llegaba hasta la península de Crimea y parte de la región del Volga.

Se espera del público inadvertido, empero, que no encuentre ninguna relación entre ello y las guerras que actualmente se libran en Siria y en el este de Ucrania. Así como tampoco debería encontrar relación alguna con el control de Palmira por el Estado Islámico durante un largo año y medio. Puras teorías conspirativas…

ANÁLISIS

1. Durante el primer día del alto el fuego, el cese de las hostilidades fue respetado por el Ejército Árabe Sirio, Rusia, la coalición internacional encabezada por Estados Unidos y las tropas turcas desplegadas en el norte de Siria, pero fue violado en 23 ocasiones por la sedicente oposición moderada y en 2 ocasiones por Israel.

F-15 perteneciente a la IAF. Fuente: Euronews

La madrugada del 13 de septiembre, al poco de entrar en vigor el alto el fuego, la aviación israelí atacó varias instalaciones militares en Quneitra, al suroeste de Siria. Sin embargo, 2 cazabombarderos israelíes fueron alcanzados por misiles superficie-aire nunca vistos antes en posesión del ejército sirio. Uno de los aparatos se estrelló en territorio sirio bajo control de los yihadistas y el otro logró volver a su base en Israel. Tras haber desmentido inicialmente los hechos, Israel reconoció la violación del espacio aéreo sirio y confirmó que Siria trató de derribar sus dos aviones.

Aunque se desconoce el modelo y el origen de los misiles antiaéreos, todo parece indicar que fueron misiles rusos S-300/S-400 o incluso una versión mejorada de estos. En cualquier caso es obvio que se trata de misiles mucho más eficaces que los anteriores y susceptibles de modificar la correlación de fuerzas en la región, con la subsiguiente pérdida de la supremacía aérea por parte de Israel sobre sus enemigos.

2. El 17 de septiembre, la fuerza aérea de los Estados Unidos atacó las posiciones del Ejército Árabe Sirio en la zona de Jabal Thardah, en los alrededores del aeropuerto de Deir Ezzor. Según Damasco, el ataque fue deliberado y premeditado, con el objetivo de asistir al Estado Islámico en su lucha por el control de Deir Ezzor. La acusación se vería corroborada por el hecho de que, inmediatamente después del bombardeo —que se prolongó durante una hora y solo cesó cuando Rusia comunicó a Washington que estaba atacando a quien no debía— el EI lanzó un ataque contra esa población y logró tomar el control de la zona. La acometida estadounidense se cobró al menos 60 vidas entre las filas del ejército sirio y más de un centenar de heridos.

Portavoz rusa de Exteriores. Fuente: RT

Portavoz rusa de Exteriores. Fuente: RT

Para los gobiernos sirio y ruso, esta agresión muestra las contradicciones de Estados Unidos en su supuesta lucha contra el terrorismo islamista y revela su verdadero objetivo, que no es otro que el cambio de régimen en Damasco, ya sea por medio de las huestes yihadistas o bien interviniendo directamente cuando aquellas fracasan ante la ofensiva del ejército sirio apoyado por la aviación rusa. Por su parte, Estados Unidos negó la acusación de premeditación lanzada en su contra y afirmó que se trató de un error.

3. El 1 de octubre, rebeldes hutíes del movimiento chií Ansarolá atacaron un buque de guerra de Emiratos Árabes Unidos en aguas del mar Rojo (vídeo de arriba). El buque, el catamarán híbrido HSV-2 “Swift” vendido por Estados Unidos a los Emiratos Árabes en 2013, fue destruido por un misil antibuque mientras navegaba hacía el puerto de Al Moja. Abu Dabi no reconoce ninguna baja entre la tripulación, mientras que los rebeldes hutíes sostienen que murieron 22 militares emiratíes a bordo.

Se estima que el misil empleado es el iraní Nur (Noor) versión persa del C-802 de fabricación china, arma que forma parte del inventario ofensivo de la Armada yemení. Es un misil que ofrece muchas posibilidades de lanzamiento, pudiendo ser lanzado tanto desde plataformas montadas en camiones como desde pequeñas embarcaciones, como parece haber sido el caso. No obstante, algunos analistas apuntan a que el arma empleada es mucho más sofisticada que el citado misil chino y que la autoría del ataque también presenta serías dudas. Según ciertas informaciones, Rusia habría desplegado en secreto operativos en Yemen y habría dotado a la rebelión chií con un novedoso modelo de misil antibuque capaz de superar las defensas de la mayoría de buques militares modernos.

El HSV-2 “Swift” tras el ataque.

El buque insignia de la Armada emiratí, tras el ataque. Fuente: HispanTV

La rebelión hutí en el Yemen se enfrenta a una coalición formada por una plétora de monarquías del Golfo, entre las que destacan Arabia Saudí, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos. Arabia Saudí y Qatar forman parte también de la coalición internacional liderada por Estados Unidos en su imaginaria lucha contra el autoproclamado Estado Islámico en Siria e Irak. No obstante, es de sobra conocido el papel de subcontratista que estos países llevan desempeñando desde el inicio de la agresión extranjera a Siria en 2011 en contra del régimen de Damasco.

Si se confirmara la información arriba apuntada, significaría que Rusia está devolviendo los golpes bajos y el incumplimiento de todos los acuerdos de paz en Siria por parte de Estados Unidos y sus aliados, interviniendo en el conflicto yemení para así dividir las fuerzas de una “coalición” que Moscú sabe del cierto, y lo ha declarado en repetidas ocasiones, no sirve sino el propósito de ayudar al Estado Islámico y al Frente Al-Nusra para provocar el cambio de régimen en Siria.

4. El 3 de octubre la embajada rusa en Damasco fue objeto de un ataque con morteros. Rusia ha atribuido el ataque al Frente Fatah al-Sham (ex Frente al-Nusra). El Ministerio de Exteriores ruso también ha afirmado que la agresión es consecuencia de las acciones de Estados Unidos y sus aliados, al fomentar el conflicto en Siria al “jugar” (sic) con todo tipo de grupos extremistas.

Embajada rusa en Damasco. Fuente: PressTV

Embajada rusa en Damasco. Fuente: PressTV

Moscú, por boca de la portavoz del Ministerio de Exteriores, María Zajárova, ha afirmado la existencia de una “conexión entre este ataque terrorista y las amenazas encubiertas contra nosotros realizadas por Washington en la víspera del mismo“, y que “es sintomático que el ataque ocurriera en el contexto de los debates sobre el posible suministro de un sistema de defensa aérea portátil y otros tipos de equipo militar moderno a los milicianos“, siendo estos últimos la mítica oposición moderada.

Las sospechas rusas no carecen de fundamento. Tanto el Estado Islámico como el Frente al-Nusra y los supuestos rebeldes moderados no son más que instrumentos al servicio de Washington. Además, obsérvese que el ataque ha tenido lugar justo después de la destrucción del buque de Emiratos Árabes en Yemen, que según fuentes sin confirmar podría haber sido cometido por operativos rusos para amedrentar a las monarquías del Golfo aliadas de Washington. Blanco y en botella.

https://www.youtube.com/watch?v=AnefGPHty8c

Las amenazas encubiertas a las que hace alusión la portavoz rusa son las asombrosas declaraciones realizadas por su homólogo del Departamento de Estado estadounidense, John Kirby, quien en rueda de prensa afirmó sin ruborizarse que las continuas violaciones rusas del alto el fuego y su rechazo a cooperar con Estados Unidos generarán un aumento de los ataques yihadistas contra intereses rusos e incluso, por qué no, contra ciudades rusas (sic) a menos que Moscú levante el cerco contra los rebeldes moderados en Alepo. Paradigma de la sutileza diplomática.

CONCLUSIÓN

El análisis de las recientes evoluciones en la guerra de Siria y del Yemen parece indicar que la partida de ajedrez en Oriente Medio está cercana a su fin y que el vencedor podría ser el contendiente ruso. El fracaso de la última tregua demuestra que Estados Unidos es incapaz de mantener ningún compromiso con Rusia o con nadie para alcanzar el objetivo declarado públicamente por el propio presidente Obama de acabar con los yihadistas del Estado Islámico y otros grupos extremistas. Siempre que ha habido un alto el fuego en Siria, Washington lo ha aprovechado para armar al EI y al Frente al-Nusra so capa de asistencia humanitaria o incluso arrojándoles armas y víveres desde el aire para a posteriori declarar que ha sido por error (2014).

Ayuda

Terrorista examinando un regalo caído del cielo.

Lo menos que se puede decir del fracaso de esta tregua es que ha demostrado que los rebeldes moderados no existen, sino que son, como ya sabíamos la mayoría de analistas honrados, el Frente al-Nusra y demás grupos takfiristas reconocidos como organizaciones terroristas por Naciones Unidas y por los propios Estados Unidos.

Rusia está más decidida que nunca a ayudar al régimen sirio a eliminar a las hordas yihadistas, extranjeras o locales, porque de lo contrario aquellas acabarán atacando su flanco sur y desestabilizarán el Asia Central, algo que también preocupa sobremanera a China, razón por la cual Pekín siempre ha apoyado a Rusia en las resoluciones del Consejo de Seguridad sobre el conflicto sirio.

A raíz del ataque a su embajada, Moscú ha anunciado el envío de otros tres buques de guerra al Mediterráneo y ha adelantado el envío a Siria de su único portaaviones, el Almirante Kuznetsov, para apoyar con su ala embarcada las operaciones de bombardeo contra posiciones yihadistas.

La coalición en torno a Washington podría resquebrajarse tras la destrucción del buque de la Armada emiratí en aguas del Yemen, al obligar a Arabia Saudí y demás países del Golfo que luchan contra los rebeldes hutíes a implicarse más en ese conflicto o a retirarse de la guerra de agresión contra Siria por temor a las represalias rusas. Israel podría haber perdido el dominio sobre los cielos si se confirma que Rusia ha entregado baterías de misiles antiaéreos S-300/S-400 a Siria.

Lanzamiento del misil antibuque chino C-802.

Misil antibuque chino C-802. La versión iraní se conoce con el nombre de Nur (Noor).

El enigmático misil yemení también presenta importantes implicaciones desde el punto de vista geoestratégico, ya que supone un peligro para los buques de Estados Unidos no solo en Oriente Medio, sino en aguas de los mares de China. Si se trata de la copia iraní del misil C-802, entonces queda patente la efectividad del original chino contra buques de guerra sofisticados, puesto que el HSV-2 “Swift” es uno de los más avanzados en la actualidad. Si, en cambio, se trata de un misil ruso de nueva generación, China acabará adquiriéndolo a Rusia y tarde o temprano dispondrá de un arma temible para hacer frente a Estados Unidos y a Japón en el Pacífico.

Si Rusia y China poseen armamento convencional que inutilice la ventaja cualitativa de la Armada estadounidense, la consecuencia será que en caso de conflicto armado contra Rusia o China (o ambos a la vez), Estados Unidos se verá forzado a plantearse seriamente la utilización de armas nucleares para salir victorioso de la hipotética contienda, de lo contrario no tendría posibilidades de vencer ante adversarios con una capacidad convencional igual o superior a la de ellos.

Por tanto, la situación en Siria y en Oriente Medio puede degenerar en conflagración mundial nuclear si Estados Unidos y Rusia no se ponen de acuerdo y actúan conjuntamente para destruir a un enemigo que en el fondo les es común: el terrorismo yihadista encarnado por el Estado Islámico, el Frente al-Nusra y la plétora de grupos yihadistas que actúan en suelo sirio e iraquí.