A comienzos del mes de marzo, Estados Unidos envió una flotilla encabezada por el portaaviones John C. Stennis al mar de la China Meridional. La noticia fue difundida por Defense News el 3 de marzo. De inmediato, los blogueros chinos se hicieron eco de la reseña y esta causó una ola de indignación en el gigante asiático. China, que reclama la soberanía completa sobre las islas en disputa en el mar de la China Meridional o mar de la China, considera este acto como una provocación, por no decir una afrenta. Por otro lado, para Estados Unidos, el envío de esa agrupación aeronaval de combate se inserta en el marco del ejercicio del derecho a la libre navegación en aguas internacionales.

La flotilla estadounidense estaba compuesta por el citado portaaviones John C. Stennis, los cruceros lanzamisiles clase Ticonderoga Antietam (CG-54) y Mobile Bay (CG-53), los destructores de misiles guiados clase Arleigh Burke Chung-Hoon (DDG-93) y Stockdale (DDG-106), ambos operando el sistema Aegis, más el buque de mando anfibio Blue Ridge (LCC-19), buque insignia de la 7.ª flota estadounidense con base en Japón.
A pesar de la reducida composición de la flotilla, su capacidad de combate no es nada desdeñable. Los buques de la clase Ticonderoga disponen de sendos sistemas de lanzamiento vertical, uno a popa y otro a proa, con un total de 122 tubos de lanzamiento que le permiten operar una gran variedad de misiles, como el misil de crucero Tomahawk, el misil antiaéreo Standard y el misil antisubmarino ASROC. Al parecer, Washington ha querido mantener el equilibrio entre una respetable demostración de poderío y un número de unidades navales limitado, con el doble objetivo de que China captara el mensaje sin a la vez sentirse excesivamente amenazada.

El John C. Stennis y su séquito navegaron durante 5 días por las aguas del mar de la China Meridional antes de dirigirse a Filipinas para tomar parte en unas maniobras navales con la Armada de aquel país. Durante el tiempo de navegación de la flotilla por la aguas de la zona en disputa, buques de la Armada del EPL siguieron en todo momento a la agrupación estadounidense desde una distancia prudencial.

No obstante, en ningún momento los buques estadounidenses se adentraron en la zona de 12 millas náuticas (22,2 km) establecida por China alrededor de las islas e islotes artificiales que esta ocupa, edifica y militariza a marchas forzadas. Precisamente, este era el principal temor de Pekín ante el desafío lanzado por Estados Unidos. Washington, con mucho juicio, no ha querido provocar una escalada de la tensión en la zona. China, sin embargo, por boca de sus blogueros, considera la prudencia estadounidense como una clara muestra de debilidad por parte de su rival.

terraplenado

Militarización del mar de la China Meridional

Estados Unidos acusa a China de militarizar los islotes que ocupa en el mar de la China Meridional. Sin ir más lejos, el pasado mes de febrero, Pekín desplegó baterías de misiles superficie-aire en una de las islas Paracelso, en concreto la isla Yongxing o Woody, respectivamente en chino y en inglés.

Ante la determinación china por controlar estos territorios y blindarlos con la instauración de un perímetro de 12 millas náuticas a su alrededor, lo cual, de facto, equivale a declararlos como mar territorial, Estados Unidos responde con el envío de agrupaciones navales en el marco de las denominadas operaciones de defensa de la libertad de navegación o FONOP (Freedom of Navigation Operation) por sus siglas en inglés.

De hecho, la flotilla encabezada por el portaaviones John C. Stennis no es la primera FONOP que Washington ha desplegado por la región para recordar al dragón chino que no es el único que puede escupir fuego por la boca. El 27 de octubre de 2015, el destructor de misiles guiados USS Lassen (DDG-82) navegó dentro de las 12 millas náuticas de los arrecifes Subi y Mischief, en el archipiélago de las islas Spratley (Nansha en chino). Ambos islotes (rocas, a decir verdad), han sido terraplenados por Pekín mediante el dragado del fondo marino.

El 30 de enero de este año, otro destructor de misiles guiados, en este caso el USS Curtis Wilbur (DDG-54) ignoró la zona de 12 millas náuticas alrededor de la isla Tritón (Zhongjian en chino), en el archipiélago de las islas Paracelso (Xisha) para ejercer el derecho a la libre navegación por las disputadas aguas del mar de la China Meridional.

Aunque, afortunadamente, el tránsito de la agrupación naval encabezada por el John C. Stennis cerca de las islas ocupadas por Pekín no ha tenido ninguna consecuencia negativa, el toma y daca entre China y Estados Unidos merece la máxima atención por nuestra parte. Los mares de la China Oriental y Meridional son aguas en disputa entre China y una nutrida lista de países de la región, entre los que se encuentran Japón, Filipinas, Vietnam y Taiwán (República de China). La resolución de dichas disputas es clave para el mantenimiento de la paz y la estabilidad mundiales. Por el contrario, si las diferencias entre los estados involucrados persisten, la distancia que nos separa de una conflagración mundial será cada vez más corta. No obstante, por lo que respecta a sus reclamaciones soberanistas en la región, la actitud de China parece muy alejada de la prudencia y el comedimiento que la caracteriza en foros internacionales como Naciones Unidas.